Así lo expresó Germán List Arzubide al referirse al movimiento de vanguardia que creó, dirigió y divulgó Manuel Maples Arce, y al que se incorporaron Jean Charlot, Fermín Revueltas, Arqueles Vela, Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez, entre otros, y que consolidaron en un ambiente de libertad intelectual propiciado por el revolucionario y gobernador veracruzano Heriberto Jara Corona.
El estridentismo, fue un movimiento de vanguardia genuinamente mexicano, que profundizó en el quehacer artístico y se vio no como una institución, si no un producto de la realidad inmediata; no como la simple mercadería ni un subproducto social al servicio del consumismo, sino como el resultado real de la experiencia humana que tiene su más clara manifestación en la obra de arte.
Si pudiéramos definir al movimiento estridentista, producto de una juventud posrevolucionaria anhelante de una renovación de la cultura nacional; podría hacerse en tan solo tres ideas: innovación futurista, irreverencia escandalizante y renovación de las conciencias.
En ese imaginario cultural la capital veracruzana se ha focalizado como un punto de convergencia de la intelectualidad innovadora; de ahí que a más de ochenta años de distancia, es importante refrescar los tiempos en que aquel grupo de audaces jóvenes hicieron de su voz hablada y escrita el vehículo de cambio como transformación, renovación, evolución, pugna y combate; para que desde el presente visualicemos un futuro inmediato. Parafraseando a Manuel Maples Arce; ¡Viva la Cultura!, ¡ Muera la Impunidad y a la Silla Eléctrica la Corrupción!; sirvan estas consignas para iniciar la polémica que nos permita revisar, analizar y discutir en nueve jornadas los Horizontes del Estridentismo; es decir, las diversas aristas que heredamos de la vanguardia y renovemos con intensa rebeldía la causa más sublime: La Ciudadanización de la Cultura.
Estridentópolis / Primavera · Verano de 2012
Vicente Espino Jara / Sabino Cruz Viveros
El estridentismo, fue un movimiento de vanguardia genuinamente mexicano, que profundizó en el quehacer artístico y se vio no como una institución, si no un producto de la realidad inmediata; no como la simple mercadería ni un subproducto social al servicio del consumismo, sino como el resultado real de la experiencia humana que tiene su más clara manifestación en la obra de arte.
Si pudiéramos definir al movimiento estridentista, producto de una juventud posrevolucionaria anhelante de una renovación de la cultura nacional; podría hacerse en tan solo tres ideas: innovación futurista, irreverencia escandalizante y renovación de las conciencias.
En ese imaginario cultural la capital veracruzana se ha focalizado como un punto de convergencia de la intelectualidad innovadora; de ahí que a más de ochenta años de distancia, es importante refrescar los tiempos en que aquel grupo de audaces jóvenes hicieron de su voz hablada y escrita el vehículo de cambio como transformación, renovación, evolución, pugna y combate; para que desde el presente visualicemos un futuro inmediato. Parafraseando a Manuel Maples Arce; ¡Viva la Cultura!, ¡ Muera la Impunidad y a la Silla Eléctrica la Corrupción!; sirvan estas consignas para iniciar la polémica que nos permita revisar, analizar y discutir en nueve jornadas los Horizontes del Estridentismo; es decir, las diversas aristas que heredamos de la vanguardia y renovemos con intensa rebeldía la causa más sublime: La Ciudadanización de la Cultura.
Estridentópolis / Primavera · Verano de 2012
Vicente Espino Jara / Sabino Cruz Viveros
No hay comentarios:
Publicar un comentario